SIRIA: ÚLTIMO MOMENTO
09 de febrero de 2012
El asesino Al-Assad, sostenido por el imperialismo y con las armas que le proveen los lacayos de las transnacionales Putin y Hu Jintao, ha lanzado una contraofensiva para aplastar la revolución siria
¡LOS TRABAJADORES Y LOS EXPLOTADOS DE HAMA, HOMS
Y DAMASCO NO SE RINDEN!
¡Brigadas internacionales de las organizaciones obreras para ir a combatir y romper el cerco a las heroicas masas de Siria!
En Damasco, Homs y sus barrios obreros se desangran, bajo las balas asesinas del ejército de Al-Assad, miles de trabajadores, ya la mayoría de ellos desocupados y hambrientos. Han ligado su suerte, sus hijos y su vida al triunfo de la heroica revolución que ha comenzado.
Combatiendo en los barrios obreros de las ciudades sublevadas e insurrectas de Siria no están ni la burguesía, ni las fuerzas imperialistas. Todas ellas sostienen a Al-Assad y sus demás agentes para que derroten a las masas.
En las barricadas de los suburbios insurrectos de las ciudades de Siria, es decir, en el frente de batalla no hay ni “generales democráticos” ni CNS, sino las masas explotadas, apenas armadas, los soldados rasos (hijos, maridos y hermanos de los explotados, que se pasaron con sus armas a combatir junto con ellos), los trabajadores con armas caseras, combatiendo contra el ejército asesino de Al-Assad, que no logra tomar los barrios obreros, donde se combate con cuchillo entre los dientes, casa a casa.
¿Ejército de Siria Libre, dirigido por algún general “democrático” de Al-Assad y el CNS? ¡LAS PELOTAS! ¡MENTIRA! Son las masas solas combatiendo con algunos fusiles de los soldados que se han pasado de su lado.
Así inclusive lo tiene que reconocer toda la prensa imperialista, que mandaron rápidamente corresponsales, cuando se retiró la Liga Árabe, para dar cuenta de cómo Al-Assad masacraba a las masas. Así lo demuestran los reportajes que realizaron en Damasco y Homs la Agencia Reuters y el diario “La Nación” de Argentina. Sorprendidos, los periodistas del imperialismo deben reconocer que uno de los ejércitos más poderosos de Medio Oriente no ha podido tomar los barrios obreros de las ciudades que cerca. Es que en esos barrios, se combate con el método de la guerra civil de clases, casa a casa.
La revolución siria intenta ser cercada y masacrada. ¡Hay que romper el cerco! ¡Las masas necesitan armas, medicinas y combatientes! ¡Armas para Siria! ¡Muera el asesino Al-Assad!
Como venimos afirmando desde la FLTI, la Liga Árabe se ha retirado de Siria, justamente, para dejarle las manos libres a Al-Assad para que masacre y haga el “trabajo sucio” de todos, en primer lugar, del imperialismo.
El CNS, refugiado en Qatar, es una “válvula de escape” para el imperialismo si el asesino Al-Assad fracasa y las masas toman una ofensiva revolucionaria que lo derroque. El CNS está para expropiar la revolución, para impedir que ésta se coordine con todos los procesos revolucionarios del Norte de África, Medio Oriente y del mundo. ¡Ningún apoyo al CNS ni a la Liga Árabe, representantes de las fantoches burguesías nativas de Medio Oriente, cipayas del imperialismo!
Los barrios obreros de las ciudades de Siria ya están bajo un cerco y ataque contrarrevolucionario como lo estuvo la Madrid de los milicianos cercada por Franco a mediados de los ’30, o el Gueto de Varsovia, que resistió contra los nazis hasta la última gota de sangre, en la Segunda Guerra Mundial. Es una resistencia heroica, como la de Fallujah, que le devuelve la masacre y los escombros, como un búmeran, a las caras de las direcciones traidoras y reformistas del proletariado mundial que han cercado, calumniado, denigrado y hecho pasar como agentes del imperialismo y la CIA a las heroicas masas de Siria. Estas direcciones ayer hicieron lo mismo con las masas de Libia.
Ahora queda claro por qué tanta campaña de calumnias contra las heroicas milicias de Libia. Es que, en última instancia, se trataba de cercar Siria para que allí no se terminen de armar las masas ni se termine de romper el ejército, y fundamentalmente para que Egipto y Túnez no sigan ese camino.
Esta ofensiva contrarrevolucionaria del imperialismo y sus agentes de la región, que llega al corazón de los explotados insurrectos de Medio Oriente, es la misma que golpea en Egipto, pero también a la clase obrera griega y española, tan martirizadas, hambreadas y saqueadas como sus hermanos de clase del Magreb y Medio Oriente.
Todas las fuerzas del imperialismo se han concentrado en Siria para escarmentar, desde allí, a la clase obrera mundial y sus procesos revolucionarios. El imperialismo debe demostrar que quedan destruidos y masacrados los que intentan sublevarse e insurreccionarse por el pan y contra los explotadores.
Las fotos de Homs y Damasco destruidos, con los cadáveres de los obreros regando las calles, son mostradas a los ojos del proletariado mundial para que vean cuál es el camino que les espera si siguen sublevándose.
Por eso hoy en Siria se define, en gran medida, la suerte de la clase obrera en el período inmediato. ¡Las masas de Siria no pueden quedar aisladas. Allí se juega la suerte de todos los trabajadores del mundo, fundamentalmente de las revolucioens de Libia, Egipto y Túnez que ya han comenzado!
Los reportajes que reproduce el diario La Nación de Argentina del 9/2/2012 sobre la resistencia en el barrio Baba Amro, en las afueras de Homs, informan que allí, en un barrio de 28.000 habitantes (la mayoría de ellos obreros desocupados), éstos reciben 500 morteros en sus cabezas por día del ejército asesino de Al-Assad, armado por Putin y Hu Jintao, y los disparos de cientos de francotiradores que le tiran a todo lo que se mueve.
La periodista se pregunta “¿Qué ha pasado con el ejército?” y a continuación se responde: “El régimen no confía en sus soldados. Muchos de ellos ya desertaron porque se niegan a matar al pueblo sirio. Otros son, incluso, de la ciudad o de los alrededores de Homs. ¿Cómo van a disparar contra sus propios familiares?”
En esa ciudad se clama que si entran las tropas de Al-Assad a Homs, morirá la revolución. Sus combatientes afirman que el desempleo en Homs ha llegado al 37%, e inclusive hoy llega a un 70%. Tan sólo ese barrio obrero de Homs, de casi 30.000 habitantes, ha entregado 274 muertos, 2.000 heridos en el combate y más de 500 casas dañadas, mientras está cercado por más de 40 controles del ejército sirio.
La periodista de la agencia Reuters que ha hecho reportajes en el barrio de Saqba, en los suburbios de Damasco, no puede menos que sorprenderse. Es que está a apenas 50 cuadras del palacio de gobierno. Esperaba encontrarse con el “Ejército Libre de Siria” y se encontró, como ella afirma, con “un conglomerado de desertores y voluntarios de origen diverso, que se ha levantado en armas (escasas) contra el régimen que gobierna Siria desde hace 40 años”.
Los combatientes gritan “¡Y sólo con esto enfrentamos a uno de los ejércitos más poderosos de Medio Oriente!”, enseñando sus Kalashnikovs. Unos llevan uniformes y otros jeans…
En ese barrio obrero de Damasco no hay ninguna barrera física. La periodista afirma que “los milicianos saben que, llegado el caso, ellos serán la barrera. Ellos esperan que, si se mantienen firmes, vendrá la ayuda de afuera…”
Esta vez tienen que ser las masas y sus organizaciones las que lleguen primero al frente del combate de los explotados de Siria. Así y solamente así éstos verán que sus únicos y verdaderos aliados son los trabajadores de la región, de Europa y del Mundo.
La clase obrera rusa y china deben sublevarse contra los asesinos Putin y Hu Jintao, que arman hasta los dientes, a cuenta del imperialismo, a las tropas genocidas de Al-Assad.
¡Que las masas y sus organizaciones paralicen los puertos de Rusia, China, Europa, de todo el Norte de África y todo el mundo para que no llegue ni un solo fusil, ni una sola munición más a las tropas de Al-Assad!
Como declaran los combatientes sirios: “si cae Siria caen todas las revoluciones del Norte de África y Medio Oriente”. Allí ha concentrado las fuerzas la contrarrevolución. Una pérfida y siniestra política de los explotadores.
Hu Jintao y Putin arman hasta los dientes al asesino Al-Assad para que haga el “trabajo sucio” de masacrar a las masas. ¿Intervención de la OTAN? ¿Para qué? Si Assad, por ahora, demuestra que puede masacrar a las masas, y la revolución siria ya está aislada por la traición de las direcciones del proletariado.
El chacal debe hacer el “trabajo sucio”. Para ello salió la Liga Árabe de Siria; mientras que el CNS y sus generales están bien a resguardo en Qatar.
El imperialismo intervendrá directamente –y no dudamos que lo hará- si puede ser derrotado, por las masas armadas, el régimen asesino de Damasco. Esa no es la situación por ahora.
Por ello intervino la OTAN en Libia, porque las tropas de Khadafy –su agente contrarrevolucionario- podían ser aplastadas por los combatientes de Misarrata y Bengasi.
¡Que viva la heroica resistencia de Homs y Damasco! ¡Milicias obreras de todo el Norte de África, Medio Oriente y Europa para ir a combatir a Siria!
En Siria, en Egipto, Libia o Túnez se juega la suerte de la clase obrera europea, norteamericana y mundial.
¡Basta ya de silencio! ¡Hay que ponerse de pie junto a las explotadas masas de Siria! ¡Hay que marcar a fuego, ante la clase obrera mundial, a los que, con cualquier excusa, buscan aislar a las masas de Siria y no llamar a combatir en las barricadas de Saqba en Damasco, o Baba Amro en Homs!
Hoy, ya toda la prensa imperialista tiene que dar cuenta de lo que todos los obreros del mundo ya saben: que hay 27% de desocupación en España; y que Grecia avanza hacia allí. Centenares de miles de trabajadores ya no cobran las jubilaciones ni sus salarios en la Europa imperialista de Maastricht en bancarrota. Mientras, los estados del este de Europa y Rusia sólo proveen mano de obra esclava y gas para la Europa imperialista. 43 millones de desocupados de EE.UU. viven con un subsidio de 3 dólares al día.
Homs y Damasco son como el Tottenham de Inglaterra, la Madrid del Estado Español, las cités francesas y los barrios de Berlín donde se hacinan los obreros inmigrantes de Turquía, Ucrania, de Medio Oriente, como lo hacen tras las rejas y en campos de concentración los obreros inmigrantes de África puestos como esclavos en la isla de Lampedusa en Italia.
Los trotskistas de la FLTI elegimos nuestro lugar en la trinchera de combate. ¡Muera el genocida Al-Assad y sus oficiales asesinos! ¡Ni Homs ni Damasco se rinden!
¡Abajo el carnicero Putin y el hambreador carcelero de la clase obrera china Hu Jintao!
¡Ni la Liga Árabe, ni el CNS! ¡Aplastemos a Al-Assad! ¡Por un poder de las masas insurrectas, sus milicias y sus organizaciones de lucha!
Con ellos levantamos las consignas, pintadas con letras de color rojo sangre, “Yala irhal ya Bashar” (¡Que se vaya ya Bashar!).
¡Fuera de las organizaciones obreras las burocracias y los partidos socialimperialistas, que están sosteniendo las ganancias a las transnacionales, al capital financiero y los banqueros, mientras aíslan, desorganizan y descentralizan los heroicos combates del proletariado mundial!
El régimen sirio es el régimen de un estado tapón, que garantiza las fronteras del estado sionista contrarrevolucionario de Israel -carcelero de las masas palestinas- y del Irak ocupado por las tropas imperialistas. Su derrumbe significaría las caídas de esas fronteras y la vuelta al combate de las masas palestinas e iraquíes contra la ocupación imperialista.
Por el contrario, un triunfo de Al-Assad y su ejército, que es una verdadera tropa de ocupación de Siria a cuenta del imperialismo, convertiría a Siria y a todo el Norte de África y Medio Oriente en un campo de concentración, como en el que se hacinan las masas palestinas.
La espalda de Al-Assad está cubierta por las burguesías nativas que posan de “anti-imperialistas”, como la dirección burguesa de Hezbollah en el Líbano o los Ayatollahs, expropiadores y masacradores de lo mejor de la revolución que derrocó al Sha Reza Pahlevi en Irán en el ’79.
En el Líbano, la burguesía aliada a Al-Assad controla el gobierno de ese país, cuyo representante es el millonario más importante de Beirut, que maneja todo el negocio de las telecomunicaciones y la reconstrucción del Líbano. Es la burguesía que vino a expropiar el heroico combate y el martirio de las masas obreras y campesinas del sur del Líbano, que derrotaron al ejército sionista contrarrevolucionario de Israel en el 2006, cuando intentó invadir esa región.
Esta burguesía, que dirige Hezbollah, ha demostrado estar totalmente sometida al imperialismo. Lo mismo hace la burguesía palestina, cuyas ganancias vienen de administrar los campos de concentración de su propio pueblo oprimido. Hamas y Al Fatah intentan dejar aisladas a las masas insurrectas de Siria. Han cerrado un acuerdo para apoyar el plan de “dos estados” de Obama, en base a las fronteras del ’67. Hoy se abrazan y acuerdan porque están asustados de que las masas palestinas, siguiendo el ejemplo de sus hermanos de clase de Siria, se armen y entren al combate como lo hicieron en el 2001, desarmando a la policía palestina y enfrentando a los soldados del ejército sionista.
La caída del régimen de Al-Assad, como la de Mubarak, tiraría, como en un dominó, a todos los mecanismos de contención de la revolución en el Medio Oriente, impuestos por el imperialismo desde el ’48 con la fundación del estado sionista contrarrevolucionario de Israel, que ocupó la nación palestina. Para el imperialismo es de vital importancia mantener al régimen de Al-Assad. Éste le controla a centenares de miles de palestinos que están en Siria y Líbano, mientras defiende las fronteras del estado sionista de Israel. Fronteras que Al-Assad nunca cuestionó, ni antes ni ahora, cuando se encuentra haciendo jugosos negocios con las empresas de telecomunicaciones, como él dice, “modernizando Siria”.
Los Ayatollhas iraníes, aun con un bloqueo parcial y con una amenaza militar de EEUU no han tocado una sola propiedad imperialista en su país. Siguen sus negocios con las refinerías que, en Alemania, procesan el petróleo iraní. Siguen haciendo jugosos negocios con las transnacionales que saquean China; mientras los “combatientes de la revolución islámica” van y vienen a Japón, al que le garantizan el saqueo del petróleo iraní.
Por ello, las burguesías nativas lacayas del imperialismo, agrupadas o no en la Liga Árabe, no tienen la solución para terminar con el martirio de las masas sirias. Ni mucho menos la solución la tienen las potencias imperialistas que saquean todas las naciones del Norte de África y Medio Oriente, a las que les tiran su crisis… y sus ejércitos contrarrevolucionarios como en Irak, o las ocupan como en Palestina.
La solución para la liberación de la clase obrera y los explotados de Siria, Medio Oriente y todo el Norte de África la tiene la clase obrera mundial y la coordinación y centralización de sus combates.
Los obreros europeos, de EEUU y Japón tienen que verse en el espejo de Siria, el Norte de África y Medio Oriente, en sus “guetos y batustanes ensangrentados”. Hasta allí debe llevar el imperialismo a su propia la clase obrera si quiere salir de su crisis y bancarrota. Mirarse en el espejo de Siria es vivir en Grecia o en España.
Hoy han salido de las bolsas de residuos de la historia todos los viejos partidos stalinistas a salvarle las ropas al asesino Al-Assad en Siria. Hoy están todos colgados a los faldones de los sirvientes del imperialismo Putin y Hu Jintao.
Un sector de los renegados del trotskismo, extrañando a sus viejos amos del stalinismo, hoy está colgado a los faldones de Putin y Hu Jintao, devenidos como los más grandes agentes del imperialismo en Rusia y China.
Estos renegados del trotskismo necesitan una justificación más elegante para dejar aisladas a las masas frente a la masacre de las tropas asesinas de Al-Assad. Ellos dicen “¡Fuera el CNS!” ¡Pero el CNS está en Qatar! Es un mortal enemigo de las masas. Aísla totalmente su combate. Crea ilusiones de que con la ayuda del exterior del “imperialismo democrático” se puede triunfar. Se prepara como “válvula de escape” del imperialismo, pero en el caso de que las masas, en una contraofensiva, derroten a Al-Assad.
Pero los renegados del trotskismo no llaman a romper el cerco que el CNS y el imperialismo les imponen a los heroicos combatientes de Siria, para que Al-Assad los masacre, armas en mano.
Hablemos claro. Los partidos socialimperialistas europeos, la izquierda que hace viajes y tours turísticos a Túnez y Egipto, sus seguidores en todo el mundo, los reformistas que dirigen la UGTT de Túnez o ha comenzado a organizar los sindicatos de Egipto, todos absolutamente todos, se niegan a poner en pie un poderoso frente de las organizaciones obreras de Egipto, Túnez o Libia, como proponen y han hecho los combatientes de Bengasi, para marchar a combatir a Siria.
Son y dicen estar “todos contra el CNS” (mientras sostienen a todos los “CNS” de Túnez y Egipto que organizan elecciones fraudulentas), pero permiten y se callan bien la boca de la masacre de Al-Assad contra los trabajadores y los explotados de los barrios de Damasco, Homs, Hama, etc.
La Liga Árabe mandó una delegación de chupamedias del imperialismo para que le informen a éste si Al-Assad podía aplastar a las masas o no. Éstos recorrieron Siria y dijeron “hay una posibilidad de ello; vámonos y que Al-Assad masacre”.
¿Por qué las organizaciones obreras no pueden llamar a hacer marchas, combates en las calles, huelgas generales por sus hermanos de Siria, cercar los puertos desde donde se envía armas al asesino Al-Assad y no embarcarlas, y como parte de ese combate, tomándose las embajadas de Siria en las capitales más importantes del planeta, poner en pie brigadas obreras internacionales para ir a combatir a Siria?
Siria desenmascara, contra todos los charlatanes que se reclaman “progresistas”, “antiimperialistas” o “izquierdistas” que lo que se vive en el Norte de África y Medio Oriente son procesos revolucionarios por el pan, contra el hambre, la desocupación y el saqueo. En estos procesos se enfrenta a los gobiernos lacayos del imperialismo, puesto que la clase obrera y los explotados allí sacaron la conclusión de que si no lo hacen, no consiguen el pan.
Habrá “primavera de los pueblos” con pan, trabajo, dignidad e independencia nacional. Pero esto sólo podrá ser conquistado con la clase obrera y sus aliados empobrecidos del campo y la ciudad en el poder. Todo lo demás es un verso de los charlatanes pequeñoburgueses de la izquierda reformista, que están muy lejos del infierno de las masas de Siria, de Egipto, de Túnez o de Libia, donde por no tomar el poder, las condiciones de hambruna, esclavitud y martirio sólo aumentan día a día. El reformismo hoy es desenmascarado por la vida misma.
Las masas quieren pan, trabajo y, para no morirse de hambre, prefieren morirse combatiendo. Por eso un viejo obrero de Homs, con un hijo muerto y otro en la cárcel, afirma que si tuviera un tercer hijo, éste sería miliciano.
Desde la FLTI llamamos a profundizar a nivel internacional las acciones de lucha y solidaridad con las insurrectas masas de Siria y Medio Oriente.
¡Hay que redoblar, centralizar y coordinar el esfuerzo de todas las organizaciones de lucha de la clase obrera mundial! Ayer se coordinaron las fuerzas de los indignados que cercan Wall Street y que se sublevaban en Madrid. Se coordinó, en una lucha común, el combate de los estudiantes y obreros japoneses junto a los aguerridos estudiantes y la juventud obrera de Chile y Colombia. ¡Así se rompe el cerco de las masas que luchan! Pongamos en pie una comisión de acción y combate internacional, sin más pérdida de tiempo, de apoyo a las masas sirias, para que se vaya y sea ajusticiado el asesino Al-Assad, como el chacal de Khadafy en Libia.
¡Por la derrota del ejército de ocupación, a cuenta del imperialismo, de Al-Assad!
¡Brigadas internacionales de las organizaciones obreras para combatir en Siria!
¡Ni Liga Árabe, ni CNS! ¡Fuera los lacayos del imperialismo de Hu Jintao y Putin! ¡Por un gobierno revolucionario de las masas insurrectas!
En Siria hoy se juega el destino de la clase obrera mundial.
¡DE PIE JUNTO A LOS HEROICOS COMBATIENTES DE SIRIA!
Comité Ejecutivo Internacional de la FLTI